En el curso de un estudio reciente, los científicos prestaron atención a un grupo de bacterias – metanótrofos (Methylotuvimicrobium buryatense 5GB1C), que mantienen su actividad celular a expensas de metano absorbido del aire. Tras la «digestión» se convierte en dióxido de carbono – CO2. A pesar de que ambos gases son de efecto invernadero, el daño del dióxido de carbono es 85 veces menor que el del metano.
Gracias a esta característica, el 5GB1C puede utilizarse (junto con otras tecnologías) para eliminar metano en zonas de altas emisiones de metano, como la ganadería.